ENERO Que nos rasquen la espalda; recibir un abrazo de la persona amada; ayudar a quien lo necesita; transmitir conocimientos sin esperar nada a cambio; un café y unas tostadas con aceite de oliva por la mañana; que te sorprendan con un beso, de los de verdad; una siesta compartida en vacaciones; escuchar una canción que te hipnotice; bailar y cantar a solas, porque sí; hacer deporte; soñar despierto y dormido, y recordarlo; caminar descalzo sobre la hierba; investigar, descubrir; dejarse llevar en el sexo y reírse de “no es por vicio este fornicio, sino por dar un hijo a tu beneficio”; ser consciente de la buena salud; unas risas con los amigos; dormir ocho horas.
¿Que qué tiene todo esto en común? Son actos que activan el circuito de recompensas del cerebro, en especial, los centros del placer. Este sistema cerebral, fruto de la evolución, ha sido diseñado para que encontremos satisfacción en funciones básicas, como la comida, la bebida y el sexo. Ya saben: la supervivencia y la propagación de la especie. A continuación, intentamos despejar la ecuación que lleva a la consecución de estos momentos de placer, que, encuadrados en un fin, conducen a la ansiada felicidad.
Al levantarse, dispone de un bono premium con 1.440 minutos. Usted decide en qué invertirlos, a sabiendas de que no se puede ahorrar ni prestar, y que vuelve a cero cuando acaba la jornada. Esto es de Perogrullo, pero es que se nos olvida: cada día vencido estamos más cerca del final. Los investigadores Ran Kivetz y Anat Keinan estudiaron en Journal of Consumer Research las quejas de algunos universitarios con respecto a sus recientes vacaciones, y tomaron nota de los ya licenciados, que recordaban nostálgicos las mismas vacaciones invernales de cuarenta años atrás. Fue curioso: los estudiantes actuales se arrepentían de no haber aprovechado el tiempo estudiando; mientras que los exalumnos lamentaban no haberse divertido más.
El placer por el placer es fuente de beneficios. ¿Tiene estrés? Ver una comedia durante veinte minutos reduce los niveles del mismo modo que salir a correr, según un estudio de Journal of Leisure Research. Y una hora riéndose con un vídeo divertido basta para incrementar el número de anticuerpos en el torrente sanguíneo, repercutiendo en una mejor salud, según documentaron en 2001 investigadores de Universidad de Loma Linda (California, EE UU) en Alternative Therapies in Health and Medicine.
Comer también suma. Además de deleitarnos con sabores, colores y aromas, poner atención al gozo que nos producen los alimentos ayuda a ingerirlos despacio, a valorarlos. Abuso y alegría no tienen nada que ver. Pero hágalo bien: está probado que las personas obesas disfrutan menos comiendo. Un estudio de mujeres con sobrepeso escaneó sus cerebros mientras tomaban batidos de leche, al inicio y al final de un período de seis meses. En comparación con las que no aumentaron de peso durante ese periodo, las que engordaron mostraban menos actividad en las regiones cerebrales relacionadas con la recompensa, el placer y la dopamina.
Un cerebro traicionero Nuestra masa gris no ha evolucionado para hacernos sentir bien, ni para contar chistes o escribir poemas de amor. Se transformó para ayudarnos a sobrevivir en un mundo lleno de peligros. La prioridad del hombre primitivo era evitar aquello que pudiera dañarle; a más prevención, más viviría y más hijos tendría. En la actualidad, tras más de cien mil años de evolución, la mente moderna sigue estando en modo alerta, pero esta vez evaluando y juzgando obsesiva e ineficazmente el pasado y el futuro. Pareciera que estamos destinados, casi sin remedio, a sufrir psicológicamente: nos comparamos con los demás, criticamos, juzgamos, proyectamos, estamos insatisfechos, imaginamos todo tipo de situaciones espantosas. Tendemos a dejarnos llevar por una programación innata que se inclina más fácilmente hacia la infelicidad que hacia la felicidad.
Pero, ¿hay margen para maniobrar y vencer al lado oscuro de la Fuerza? Por supuesto, y mucho. Según Review of General Psychology, aproximadamente el 50% de nuestra sensación de felicidad queda determinada por los genes; un 10% se debe a circunstancias generales, como tener pareja, trabajo o buenos ingresos; y el 40% restante tiene que ver con nuestros hábitos diarios, cómo vemos la vida y qué pensamos sobre nosotros mismos y sobre los demás. Conclusión: una buena tajada depende solo de nosotros.
Ser un disfrutón no es tan fácil El catedrático de Psicología de la Universidad Estatal de Florida, Roy F. Baumestier, junto a varios colaboradores, publicó, en 2001, el estudio Bad Is Stronger Than Good en Review of General Psychology, donde aseveraba que los sucesos negativos causan más impacto que los positivos en la mente. Es decir, nuestro coco tiene tendencia a destacar lo malo, suele atascarse fácilmente en el miedo y la desconfianza, y no da prioridad a la alegría. Para contrarrestar esta tendencia necesitamos entrenarnos deliberadamente. Percibir una realidad más equilibrada y encontrar más motivos que nos hagan sentir bien es un esfuerzo. Uno de los ejercicios que proponen los psicólogos es intentar detectar al final del día diez cosas buenas. No vaya a los grandes acontecimientos, porque no los va a encontrar; tan solo siga los consejos de Joan Manuel Serrat y quédese con aquellas pequeñas cosas: la sonrisa de un desconocido, un chiste, un perfume nuevo.
Si se ha reconciliado con el hedonista que lleva dentro, espere a recoger los frutos. Sonja Lyubomirsky, profesora del departamento de Psicología de la Universidad de California, ha enumerado los beneficios que reporta dejarse mecer por el placer puro: a medio plazo, nos hace más sociables y altruistas, aumenta lo mucho que nos gustamos y lo mucho que nos gustan los demás y mejora la habilidad para resolver conflictos. Las personas felices no son más longevas, pero gozan de una vida más satisfactoria.
¿Y nadie va a hablar del papel que juega el dinero en la obtención de estos fugaces momentos de dicha? Un apunte: gástelo bien. Según Journal of Personality and Social Psychology, romper la hucha para pagar un paseo en helicóptero aumenta más nuestra dicha que comprarse un televisor de pantalla plana. Vivir experiencias nos permite compartirlas con los demás y, lo mejor de todo, revivir el acontecimiento tantas veces como queramos, sintiéndonos tan bien o mejor que cuando realmente ocurrió. Describir y adornar un suceso divertido, narrar la cita que tuvimos anoche… ¿Se puede pedir más? Quizás un poco de chocolate tras una ducha caliente. Sí, es hora de que haga el placer una prioridad en su vida.
FEBRERO Los datos oficiales revelan que la única gran protesta contra la prueba externa de sexto de primaria se ha producido en Galicia. La Xunta admite que no han acudido al examen más de 8.000 niños, un 40% de los 22.000 escolares que debían pasarlo, atendiendo al llamamiento al boicot que realizaron la semana pasada las asociaciones de madres y padres de centros públicos. En las otras tres regiones del PP que la han puesto en marcha (Madrid, La Rioja y Castilla León) la prueba ha transcurrido con normalidad. Más de 111.000 alumnos de cuatro comunidades autónomas gobernadas por el PP estaban convocados ayer al gran examen de fin de ciclo que se inaugura este curso. Los alumnos de Murcia, también del PP, lo harán la próxima semana. Las cinco regiones populares son las únicas que han decidido poner en marcha el examen tal como lo recoge la LOMCE. Las otras doce, donde estudia el 71% de los alumnos, han previsto planes alternativos para intentar sortear la normativa.
La prueba arrancó con la petición de la confederación mayoritaria de asociaciones de padres y madres de los centros públicos, CEAPA, que hizo un llamamiento al boico para que las familias no llevaran a sus hijos a los centros durante las jornadas del examen (la media es de dos días). En el 10% de los colegios gallegos, según admitió ayer la Xunta, ni siquiera se ha podido realizar la evaluación.
Al consejero de Educación, el popular Román Rodríguez, las cifras de absentismo le han parecido “muy razonables” teniendo en cuenta “la tensión y llamamientos constantes al boicot y a la insumisión” que asegura que han recibido las familias gallegas en las últimas semanas. “Queremos demostrar que estamos contra la LOMCE y contra una reválida que paraliza la evaluación continua, es centralizada y no tiene en cuenta las necesidades específicas del alumnado”, ha explicado por su parte la presidenta de la confederación gallega, Helena Gómez.
En Castilla y León solo faltaron 24 (de 20.436 alumnos, el 0,05%). En Madrid unos 200 estudiantes (el 0,3% de los 66.000 convocados) , según el Gobierno madrileño. Para la gran mayoría de los estudiantes madrileños, la prueba ha transcurrido con “normalidad” con preguntas que pedían a los alumnos escribir un mensaje de correo electrónico para invitar a sus amigos a una fiesta de cumpleaños o analizar un texto de la sección de Internacional en el que se cuenta cómo un brote de sarampión en Disneyland supera los 100 casos de afectados.
Ha habido centros que prepararon a sus alumnos en las últimas con pruebas previas y otros que apenas hicieron simulacros. El ministro de Educación en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, se comprometió a que no se harían públicos los datos para que no se pudieran establecer clasificaciones de los centros por los resultados, los polémicos rankings.
Sin consecuencias para el que se salte la prueba
La prueba de sexto de primaria es una evaluación de diagnóstico para conocer la evolución del centro, cuya nota no hace media en el expediente. En Castilla y León prevén que el estudiante que no acudiera ayer a clase pueda repetir la prueba cualquier día lectivo hasta el próximo 20 de mayo. En caso de que no lo realice, se pondrá una observación en su expediente académico señalando que no la hizo, pero no se tomará ninguna otra medida, según una portavoz oficial. Madrid no ha previsto repetir la prueba salvo que la inspección educativa indique lo contrario y Galicia, donde estudian la mayoría de los insumisos, tampoco ha contemplado de momento una alternativa. En el Ministerio de Educación señalan que son las regiones las que deben establecer qué procedimientos seguir en este caso.
MARZO La directora de la revista satírica El Jueves, Mayte Quílez, ha sufrido una agresión en la puerta de su casa de Barcelona este miércoles, donde regresaba tras realizar footing, tal y como ha informado El Nacional. El agresor ha sido un encapuchado que, sin mediar palabra, le ha propinado un puñetazo en la cara. Acto seguido ha huido. Quílez, que ha resultado herida leve, se disponía este mediodía a presentar una denuncia ante los Mossos d'Esquadra.
La agresión se produce un día después de que viera la luz el último número del semanario en el que se critica el crecimiento de la ultraderecha en Europa. En la portada, bajo el título Plaga de Neonazis, aparece una manifestación de decenas de ultras con trajes militares, que llevan banderas con cruces gamadas. Una madre y su hijo observan la protesta y el menor pregunta “¿Por qué son calvos todos esos señores? ¿Tienen cáncer?”. Su madre responde: “Ojalá”.
La portada ha tenido gran repercusión en las redes sociales. El semanario la publicó también en su Facebook menospreciando las quejas de colectivos nazis o “votantes de Vox”.
En 2014 la editorial de la publicación autocensuró una portada sobre la abdicación del Rey, lo que provocó la dimisión de los principales dibujantes del semanario satírico. Pero la polémica siempre ha perseguido a El Jueves, el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo ordenó la retirada de la revista en la que la portada eran los entonces príncipes de Asturias manteniendo relaciones sexuales. Y durante la Transición, se les censuró diversos números por ofender a la patria o a la iglesia.
ABRIL Entras en una tienda digitalizada, te pones unas gafas y ya no estás en tu barrio, ni en tu ciudad, ni siquiera en el mismo país. A través de la ventana se perfila la Estatua de la Libertad o la Torre Eiffel. Con un solo toque las laderas de Sao Paulo se extienden ante tus pies. Y a un lado, aparecen las colecciones de ropa made in Brasil, Francia o Estados Unidos. En cada escenario, un vestido en tamaño real se despliega ante tus ojos. Otro suave toque y cambia de color, de estilo o de prenda. No hay límites para esta compra virtual. Esa es la idea que ha hecho posible el trabajo de On The Spot de Telefónica que ha presentado un prototipo de su tienda digital en RETINA, el foro tecnológico y de transformación digital iberoamericano. Este espacio con tintes de ciencia ficción se convertirá en nuestro futuro. Así de convencido se ha mostrado Carlos Marina, CEO de On The Spot: "Ya lo hemos cambiado todo. No viajamos como nuestros padres, no nos relacionamos como nuestros abuelos. Entonces, ¿por qué seguimos comprando como nuestros bisabuelos? Es hora de transformar esto también".
De esta esencia de cambio también respiraba el coche más inteligente del mundo. Totalmente conectado, es el paso previo a un vehículo de conducción autónoma y ya es una realidad. Con él ya no existen los huecos pequeños para aparcar. "El conductor puede salirse del coche y con solo marcar los comandos en su smartphone dirige tranquilamente cómo el vehículo entra y sale del espacio él solito", explica Enrique Ruiz-Giménez, portavoz de Mercedes-Benz, la empresa que lo ha diseñado. En un atasco —y siempre que la velocidad sea menor a 50 kilómetros por hora—, se puede soltar el volante. Este coche con varias cámaras, radares y sensores identifica las líneas de la carretera, por lo que gira y se mantiene, solo hay que pedírselo. Su primer recorrido fue un homenaje a los 104 kilómetros que recorrió Bertha Benz en 1888 cuando le cogió a su marido, el inventor Karl Benz, el que sería el primer coche de la historia, un triciclo autónomo con motor de combustión. El mismo trayecto que casi 130 años más tarde haría este Mercedes Clase E en su primera prueba sin nadie al volante.
Luchar contra una casa 'hackeada' Se entra en un salón de una casa aparentemente normal. Ordenadores, televisión, varias lámparas, routers y juguetes. De repente, las lamparas parpadean, el wi-fi no funciona, el ordenador está lanzando los correos electrónicos a la red y la cámara que estaba en un oso de peluche para vigilar está mostrando a todo el mundo y en directo lo que ocurre en la casa. Este escenario de "pánico" es lo que se ha presentado en RETINA para intentar concienciar sobre la importancia de la ciberseguridad. "No nos ha costado ni dos minutos hackear los dispositivos que estamos mostrando, como este enchufe", explica Pablo Tejeria, director general de Sophos. Se refiere a un enchufe que existe en el mercado (por 50 euros, en Amazon) y que permite conectar un objeto cualquiera a Internet, desde una lámpara de Ikea a un ventilador. "Nuestro objetivo es que la gente tenga en cuenta que la tecnología nos abre posibilidades, pero también tiene sus riesgos".
En la misma planta de este foro —patrocinado por Santander, Telefónica e Iberdrola— hay otros proyectos novedosos. La educación es uno de los principales ámbitos a los que la tecnología tiene en el punto de mira. Mientras la tecnología va poco a poco convirtiendo los colegios en Smart Schools (escuelas inteligentes), aparecen productos como el ordenador todo en uno Sprout, que potencia la creatividad, la colaboración y la originalidad. El diseño de este ordenador permite que haya varias personas operando en él a la vez y que se trabaje al mismo tiempo pero en distintos lugares. Con dos pantallas táctiles, esta computadora permite escanear en 2D y en 3D objetos para añadirlos a creaciones, trabajos o imprimirlos en 3D.
En este último punto está apostando BQ con una nueva gama de impresoras 3D domésticas también enfocadas en la educación. La compañía lo explica así: "Creemos que esta es la clave para la normalización de esta tecnología: los niños descubrirán su potencial en el colegio y, de adultos, llevarán esa tecnología a sus casas".
MAYO El vicepresidente de medios de Twitter para Europa cree que el sector necesita una filosofía emprendedora para asegurar su futuro
La primera vez que responde a una pregunta en vídeo se le olvida un viejo hábito de la profesión: incluir la pregunta en la respuesta, para que el telespectador no se pierda. Ríe, menea la cabeza y dice: “Pero si hacía esto todo el tiempo”. Mark Little (Mark Little (Dublín, 1968) está lejos ya del estruendo de bombas y balas en Afganistán o Irak. En 10 años ha sufrido una transformación radical: de premiado reportero de guerra para la televisión irlandesa RTE a emprendedor del mundillo tecnológico y, finalmente, vicepresidente de medios para Europa y África de Twitter. En su visita a RETINA —el foro iberoamericano de transformación digital de EL PAÍS patrocinado por Telefónica, Iberdrola y Santander—, Little quiere dar su respuesta a un interrogante clave: ¿Tiene el periodismo futuro? Y, de tenerlo, ¿cuál es?
Pregunta. ¿Añora estar en primera línea?
Respuesta. No [ríe]. Toda mi vida he sido un narrador, fuera una historia en zona de guerra o en la política. Amo contar historias. Creo que llegó un punto en que sentí que la emoción de ser un periodista se veía superada por la de vivir un momento histórico. Descubrí que mi lugar no estaba más en el campo de batalla, sino en hacer algo, en innovar. Vivimos un momento lleno de grandes peligros para el periodismo, pero también de oportunidades. La verdad es que acabé divirtiéndome más [ríe]. Y estoy más satisfecho con lo que logrado en los últimos 10 años.
P. ¿Y cómo se vive el paso de periodista a empresario?
R. Nunca fui alguien que quisiera crear una compañía, vender la compañía y crear otra compañía. Tenía una misión muy clara. Desde niño, me han fascinado los grandes periodistas de la historia. Me obsesionaba Edward R. Murrow [legendario locutor de la cadena CBS]. Me obsesionaba también la posibilidad de contar historias sobre el cambio. Así que, cuando tomé la decisión de convertirme en emprendedor, no fue un salto tan grande. Para empezar, he visto cosas en la guerra que la mayoría de la gente no ha visto, así que enfrentarme a un inversor tampoco me daba miedo. Y en el fondo ser un empresario es ser un narrador. Le tienes que contar tu historia a inversores, clientes, usarios. Tal vez por eso me fue fácil. Lo difícil fue que no entendía la tecnología y también tuve mucho que aprender sobre negocio. Creo que ser periodista me preparó para las complejidades y contradicciones de ser empresario.
P. ¿Qué contradicciones?
R. Creo que la innovación va sobre las contradicciones. Por un lado, crees firmemente en los valores tradicionales del periodismo. Por otro, las innovaciones suceden día a día, lo que vuela por los aires lo que presupones sobre la profesión. No temer a esta contradicción, sino abrazarla, aprovecharte de ella es la clave para el triunfo de los que innovarán el periodismo. Honrar los valores pero sacar partido a las nuevas oportunidades. Ayer, estuve en el despacho de Antonio [Caño, director de este periódico] y tenía una foto de 1981 [un grupo de lectores leyendo EL PAÍS tras el golpe de estado del 23-F] para recordarle que no importa lo que pase en la redacción con la digitalización, lo importante es el servicio que el periodismo da a la gente.
P. ¿Por qué cuesta tanto encontrar un nuevo modelo de negocio viable al periodismo?
R. Por dos cosas. La primera, antes solo teníamos dos fuentes de ingresos en los periódicos: los ejemplares y los anuncios. Hoy, la respuesta no va a ser una o dos balas. Por eso el enfoque equivocado es buscar la fórmula mágica que solucione todos los problemas cuando lo viable serán múltiples fuentes de ingresos. Especialmente, de lo que experimentemos en modelos como suscripciones, anuncios en vídeo o en mejoras técnicas como bajar los tiempos de carga por artículo. El segundo problema es que los periodistas odian fracasar. No nos gusta el riesgo. Queremos hacerlo todo bien a la primera. Y ahora estamos en un contexto en el que tenemos que arriesgar y fracasar una y otra y otra y otra vez. No ignoro las dificultades. No creo que estemos en el final de la crisis de modelo. Pero sí sé que si el periodismo se centra en el precio de un artículo y no en su valor, no tendrá futuro.
P. ¿El crowdfunding (buscar financiación a través de donaciones de internautas) puede ser una respuesta?
R. Sí, es interesante. Pero insisto en que creo que va a ser una suma de cosas. Me impresionan mucho los modelos de micropagos, en los que la gente puede donar dinero por un artículo que han leído y que les ha encantado. Pero un modelo de negocio sostenible necesita una fuente de ingresos continua. Y aunque el crowdfunding puede ser una buena forma de arrancar, no creo que pueda por sí solo cubrir las necesidades del periodismo a la larga distancia.
P. ¿Hay un mayor riesgo de transformar el periodismo en publicidad por la necesidad de financiarse?
R. Creo que hoy en día el periodismo es más transparente que nunca. En una plataforma como Twitter se demuestra que un periodista es tan bueno como lo sea su relación con la comunidad. La narración ahora no es unidireccional. Ahora la historia se genera del periodista a los lectores y de los lectores a los periodistas. Siempre ha habido tensión entre la publicidad y el periodismo. Pero como ahora la relación con quien te ve es mucho más transparente, también hay más control.
P. Viendo lo que ha pasado con Edward Snowden o Wikileaks. ¿Necesitamos incorporar a una redacción hackers o ingenieros informáticos que sepan extraer información?
R. Es importante ver con amplitud este asunto. Hoy hay más datos y contenido que en toda la historia de la humanidad. Creo que los periodistas tienen que manejar esta inundación de información. Una habilidad que todos los periodistas tienen que aprender sí o sí es periodismo de datos. Y muchas veces no es descubrir lo secreto, sino aprovechar lo que es público. Hay muchas historias ahí. Tengo un enorme respeto por los periodistas de los Papeles de Panamá. Pero tengo el mismo respeto por aquellos que usan la red, por ejemplo Twitter, para chequear en tiempo real la precisión de sus historias.
P. Has dicho públicamente que las redes sociales son el mayor verificador de información que ha existido nunca. ¿Por qué? Una mentira se expande en la red tan rápido como una verdad.
R. Cuando comencé en Twitter, yo también era algo escéptico. Pero pronto me di cuenta de que me equivocaba. No importa lo perfecto o atado que creyera que estaba mi artículo, instantáneamente encontraba a alguien en Twitter que sabía más que yo y que podía cuestionar mi información o completarla. El modelo de negocio que construí [que arrancó con la startup Storyful, una agencia que verifica información de las redes y que News Corp compró por 18 millones de euros] se basa en que hay gente que puede verificar en tiempo real la información de un reportaje. Este movimiento, lo sé porque formo parte de él, está ganando fuerza.
P. ¿Será entonces la estrategia central de Twitter su cruce con los medios de comunicación?
R. Creo que estará en todos los ámbitos de la vida en general. Obviamente, como antiguo periodista, este aspecto me importa mucho. La libertad de expresión, y nuestra compañía la defiende en cualquier lugar del mundo. Pero no es solo cosa de los medios, es de todos. Un deportista quiere hablar con sus fans, tuitea. Un presidente quiere dirigirse a la ciudadanía, tuitea. Edward Snowden quiere hacer una declaración pública, tuitea. No son solo las noticias y la política, es la sensación de ser parte del mundo, independientemente de vivir en Oriente Medio o en el Sureste Asiático.
P. Twitter, y otras empresas tecnológicas, han apoyado a Apple en su resistencia a ceder los datos de un cliente en el caso del tirador de San Bernardino. La excusa ha sido la defensa de la privacidad del individuo, pero el hecho es que una compañía privada se ha negado a facilitar información a un ente gubernamental sobre un asunto de seguridad pública. ¿Tiene algo que comentar sobre este asunto?
R. No puedo hablar sobre esto en detalle. Todo lo que puedo hacer es dirigirte al informe de transparencia que publicamos. Pero no puedo entrar en nada específico sobre un caso particular. Lo lamento.
P. ¿Debe asumir la sociedad el demandar y apoyar un mejor periodismo para asegurar que exista en el futuro?
R. Creo que lo más importante para el periodismo es darse cuenta de que no es ya una alianza entre periodistas, sino entre los periodistas y la comunidad, que ha pasado de ser lector pasivo a activo. Esa creo que es la mayor revolución que muchos periodistas aún no entienden. Un periodista ya no se define por su cargo, reportero de deportes o de política, sino por lo buena que sea su relación con la comunidad. Y esa comunidad puede decirte en qué te has equivocado, qué fuentes de datos no has considerado. Por ejemplo, lo hemos visto para verificar hechos de lo que ocurre en Siria. Y no se ha exigido a los periodistas que tengan todas las respuestas sino encontrar al que sabe sobre que munición se usa en Oriente Medio o cualquier otro asunto concreto. Investigar para sacar a la luz lo que alguien quiere ocultar sigue siendo muy importante, pero creo que los periodistas deben centrarse más en interactuar con esta comunidad para investigar y verificar. Aprovechar el potencial de la gente que dan las plataformas en Internet. Esa es mi visión de futuro para el periodismo.